domingo, 6 de abril de 2014

Cosplay.

Ayer fue la primera vez que hice cosplay.

Bueno, no realmente, pero sí la primera vez que mi cosplay estaba muy bien. Muy muy bien, he de decir, aunque parezca creído. Ni yo mismo me creía que estuviese tan bien hecho mi cosplay.

Bueno, el caso.

La experiencia ha sido increíble. No sé decir si ha llegado a ocupar el mejor día de mi vida, pero desde luego será uno de los mejores, que nunca olvidaré.

En el interior, se respiraba un ambiente feliz, alegre, aunque algo mezclado con sudor. Era un ambiente mágico, donde varios individuos de un grupo separado de la corriente natural de la sociedad, podían convivir, conocerse, y aumentar sus lazos.

Pero hacer cosplay hace ver todo este evento, de una manera completamente distinta. 

El "cosplay" es algo que suele pasar desapercibido. Un elemento más de estas convenciones, que solo sirve para que los perdidos viandantes, que hayan decidido echarle un ojo a esta clase de eventos, tengan un poco de divertimento, quejándose de unos, y halagando otros, de una manera completamente ignorante. Sólamente clasificándolos por su estética.

Pero no solos son éstos los que los admiran. Al igual que yo hice cosplay, también fui analizando, con algo de escrutinio incluso, otros cosplays y demás, a veces incluso siendo demasiado crítico y rozando la crueldad, pero todo sin intención de dañar al que haya puesto su esfuerzo en dicho cosplay.

Hasta ahora, todas las perspectivas no son ni buenas, ni malas, este matiz simplemente depende del lector.

Lo importante, lo inimaginablemente bello de hacer cosplay, no es ni ganar el derecho a la crítica de otros, ni el de ser el objetivo de miradas indiscretas, ya sean admiradores u odiadores.

Si, son esas caras. Esas caras que rebosan magia. Gente que hasta ahora siempre se ha sentido apartada, odiada, discriminada, ya no lo está, ni lo será, por un día.

En ese día, no solo puede ser él mismo, rodeado de iguales, sino que además puede admirar a esos ídolos a los que nunca podría admirar. Esos que son creados con ilusiones tanto de personas que ofrecen la historia, como el diseño y la voz, para poder difundir la existencia de éstos por varios medios.

Ahora, todos aquellos seres a los que sólo podían ver tras la pantalla, son capaces de saludarles, abrazarles, e incluso hacerse una foto con ellos. Pasan del mundo de la imaginación, y las series creadas por personas, a realmente ser lo que son, otras personas.

Por un día, estos personajes pueden existir, usando otros admiradores de recipiente, para así saludar al resto de sus simpatizantes. El cosplay, no es solo bueno para los seguidores de dichas series, sino para los personajes mismos, pues pueden cumplir una parte de su sueño, y conocer, e incluso conversar con aquellos que disfrutan viendo el trabajo que hacen. Y los seguidores de estos, pueden tocarlos, sentirlos, y abrazarlos, agradeciéndoles todo aquello que le han dado. 

Pues sí. Este es el mundo del cosplay. Un mundo que solo llega a tocar algunas veces este cruel y desierto mundo real, donde los niños son forzados a creer que todo lo que no puedan comprobar no existe, en el cual, por unos días, los niños son capaces de demostrar en lo que creen.

Son capaces de decirle a sus padres; "¿veis? Existen." Y de así, volver a sentir la magia, y la inmensa felicidad que conlleva esto.

Sin duda, el cosplay... Es algo mágico.

A mí, me hizo sentir una de las personas más afortunadas de todo el mundo.

Dos o tres fueron aquellos que se abalanzaron a mí, habiéndome identificado con aquel personaje al que quería representar, y su felicidad fue incluso radiante.

Hasta un chico, al cual el mundo se lo puso difícil y le condenó a ir en silla de ruedas, que nos reconoció y se levantó para darnos un abrazo a una amiga y a mí. Sí. Este momento fue increíble. Ese chico, aún sigue en mi corazón, y nunca se irá. Es el que me ha demostrado, que el cosplay es algo más que un simple disfraz para impresionar a dos o tres personas.

El cosplay es la encarnación de un tipo de magia muy bella, y a la vez muy codiciada... La felicidad.

Y ahora me pregunto: "¿Fui capaz de ser algo como su hermano mayor, a aquel chico?" "¿Pude entregarle, si quiera un fragmento de felicidad, que le hará seguir adelante?"

¿Le concedí una porción de esa palabra tan misteriosa, "felicidad"?, Palabra tan radiante, que espero que, aunque sea extraña, pueda amarla el día de mañana.

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