domingo, 15 de marzo de 2015

Virginidad: ¿Concepto ficticio?

Imaginad.

Imaginad una sociedad en que la piel es sagrada.

Una sociedad en que la primera herida ha de ser festejada.

Desde los cinco años, esta sociedad, que habita en lejanos, muy lejanos montes. En fríos, y muy altos montes, a los jóvenes enseña las maneras de evitar hasta el más mínimo rasguño:

Volteretas, saltos, ¡brincos! Incluso hay inicios de una fina y resistente armadura que será la moda, tras muchos avances, de unas cuantas décadas; primero blanca y marrón, luego de todos los colores…

Los juegos son seguros, la piel es protegida… A los quince años, justo en el cumpleaños de los quince años, el padre dejará una marca de siete puntos, una cicatriz allá donde el quinceañero ordene.

Este lugar será especial, y solo su persona más amada, solo su alma más querida, podrá acariciar esta marca, esta herida…

No obstante, si el cumpleañero osaba tener una sola herida… Un solo rasguño…



¡No pasaba nada!

Na-da.

La gente lo entendía, ¡y vivían! ¡Vivían felices!


¿Por qué entonces tenemos que condenar nosotros la pérdida de tan absurdo concepto como es la virginidad?


¿Cuántas mujeres han sido, son, y serán infelices, debido a tan absurda costumbre, que nadie desea, que en realidad nadie entiende…?

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