sábado, 8 de marzo de 2014

Shiro

El chico no se movía, estaba completamente quieto. Parecía una alta estatua que se erguía para observarme. Las letras que había pronunciado seguían ahí, inamovibles, colocadas exactamente en el mismo sitio en el que habían estado hasta ahora:

"Me llamo Aura..."

Esta vez, las letras tenían color. Bueno, algunas. Un azul añil precioso. Brillaba con un lustre misterioso, atrayente, y desentonaba entre el resto de palabras. 

El chico me miró extraño. Era normal, no paraba de examinarle. No tenía ni idea de quién era este chico, ni de qué quería de mí, si lo tenía que conocer o no... No entendía nada, y trataba de evitar el contacto de ojos, "sólo tensará más la situación" me temía. Igual estaba molesto por algo que yo no recordaba. O igual estaba molesto por el hecho de no recordarlo. Dios mío, ¿qué se suponía que tenía que hacer? La sensación era horrible, y aquel joven seguía con sus ojos puestos sobre mí, y era demasiado incómodo.

"No te preocupes, no te haré nada"

Pareció leer toda la actividad de mi mente, y habló. Esta vez sí se acercó a mí, y se rió. Al acercarse, atravesó las palabras, que seguían enunciadas en el aire, inmóviles, y se sentó a la derecha de mis rodillas, en un lado de la cama. Aparté mis piernas hacia el lado opuesto, por si se quería acomodar, pero no lo hizo.

"¿Quién... eres?"

Esta vez, fui yo quién habló. Mis palabras también se materializaron en el aire, y se colocaron frente a mis ojos, impidiéndome ver. Instintivamente, saqué el brazo de la blanca sábana y moví la mano, para quitarlas, y efectivamente, la oración salió disparada, chocó contra el suelo, y se incrustó en él, aunque sin dejar marca. Era raro... ¿Cómo explicarlo? La frase era como un todo, y al chocar con el suelo, frenó por completo, y se recolocó, de forma que quedó paralela al suelo, y las letras, que habían sufrido algún daño del golpe, se recompusieron e incluso levitaron, dejando como 10 centímetros de distancia con el suelo.

Aura también se quedó observando por un rato las palabras, parecía ser capaz de verlas. ¿Sabrá algo de por qué existen éstas? Le preguntaré.

"¡Aura!... Tú... Las ves, ¿no? ¿Qué son?" - Sonó muy brusco, pero no hubo cambio en su expresión que denotase molestia o algo. De hecho, no pareció ni importarle.
"¿El qué?" - Dijo, sin saber a qué me refería.

Al responderme, mi texto se desvaneció gradual-, pero también rápidamente, dejando una estela que tardaba bastante poco en desaparecer de la misma manera. Cuando se desvanecía cada letra, dejaba pequeños destellos que se fraccionaban en otros más pequeños, hasta desaparecer. Y todo esto, antes de que Aura hubiese terminado la frase. Estos destellos brillaban como el cielo nocturno, con una luz que parecía muy poderosa, pero no era para nada molesta al ojo. Seguramente, aunque estuviésemos en un lugar completamente oscuro, el brillo no sería capaz de cegarnos, pero sí de iluminar la habitación, parecía tratarse de un brillo muy suave y amable.

"¿Shiro? ¿Sigues ahí?"- Dijo.
"¡Pues qué va a ser! Estas letras que aparecen al hablar"
"Aah... tú... ¿también...?"
"¿Eh?"

"¿Lo ves? Éste texto, ¿aquí? -Y señaló al lugar en cual se hallaban las palabras.
"Sí, cada vez que hablamos, aparece. Es muy raro, y a la vez parece completamente natural
"Sí, yo también lo veo..." - Dijo Aura. Tras ello, en su rostro, se esbozó una leve sonrisa. - ¿Quieres ver... lo que puedo hacer con él?
"¿Tiene algún uso?"
"Este texto, tiene todos los usos que quieras, y a la vez, puede ser completamente inútil, o incluso dañino... Shiro, dime algo que te gustaría... No sé, tener... cambiar... lo que quieras"

¿Qué debería decirle? Era una pregunta muy... singular. Era como si un hado mágico acabase de aparecer ante mí, y me cuestionase mi voluntad, para que ésta fuese llevada a cabo. Pero... ¿Debería fiarme de alguien que acaba de aparecer? ¿Qué intenciones tiene? La amabilidad puede juntar a las personas, pero también puede embelesarnos y hacer que caigamos al abismo. ¿Y si detrás de Aura sólo existe un ser malvado y despiadado que trata de lograr algo de mí? Pero si le juzgo como algo horrible, y en la realidad es lo que aparienta ser, el malo sería yo. ¿Qué hago? Ay...

Tras un pequeño rato meditando, decidí pedirle algo simple, sencillo, pero a la vez imposible para alguien común. No sabía si Aura era bueno, o malo así pues, pronuncié mi "deseo":

"Pues... No sé, ¡dale color a ésta habitación! Toda blanca es muy deprimente...
"Hmmm... Vale."

Aura se concentró. Estuvo moviendo la cabeza un buen rato, de un lado hacia otro de la habitación, casi con escrutinio. Tras haber hecho mi pedido, pensé que tampoco era el más adecuado. Podría teñir a la habitación de colores aún peores, aunque este blanco ya era demasiado espeluznante, y sería bastante difícil superarlo. Pasado un rato, se detuvo, y articuló algunas palabras.

"Verde"

"Azul, cielo"

El texto, surgió nuevamente, esta vez, tenía un color blanco, pero un blanco muchísimo más amable que el que antes reptaba por la habitación. Era un blanco esponjoso, cuya forma cambió a la de una esfera, que se dividió en otras muchas, más pequeñitas, y volaron hacia el techo. El techo vibró, y en él, aparecieron cúmulos, pequeñas y grandes nubes esponjosas, que parecían estar sacadas de las más pacíficas tardes de verano. Podían verse algunas formas, y parecían incluso moverse. Tenía la sensación de que si me quedaba observándolas durante mucho tiempo, conseguiría ver cómo van transformándose, propulsadas por el viento, cambiando eternamente de forma hasta desaparecer en el horizonte. Seguramente mañana, este cielo tendrá otras nubes completamente distintas, con otras muchas formas. Me dieron algo de pena las nubes que nunca volvería a ver, pero también quería apreciar aquellas que nacerían aquel al día siguiente. Era como ver el simple concepto de "vida" retratado en el techo de mi  habitación, antes opresora, y ahora completamente libre.

"Nube"

El texto, esta vez apareció, y su forma cambió a la de una esfera, que se dividió en otras muchas, más pequeñitas, y volaron hacia el techo. El techo vibró, y en él, aparecieron cúmulos, pequeñas y grandes nubes esponjosas, que parecían estar pintadas por algún pintor realmente dotado. Podían verse algunas formas, y parecían incluso moverse. Tenía la sensación de que si me quedaba observándolas durante mucho tiempo, conseguiría ver cómo van transformándose, propulsadas por el viento. Seguramente mañana, este cielo tendrá otras nubes completamente distintas, con otras muchas formas. Me dieron algo de pena las nubes que fuesen a desaparecer, pero también quería ver aquellas que nacerían aquel día. Era como ver el simple concepto de "vida" retratado en el techo de mi antes deprimente habitación.

"Y... por último... "Césped, árbol"

Estas dos palabras se separaron. "Césped" repitió el proceso que hizo "Nube", y se convirtió en una esfera, pero de él, fueron saliendo pequeños arcos curvados, como los que deja una fina espada al intentar cortar a su enemigo, y estos pequeños arcos impactaron contra la pared, por la parte de abajo, haciendo que ésta temblase con cada impacto, y la esfera poco a poco fue gastándose hasta desaparecer, cada vez que chocaba contra ésta un arco, aparecía una hoja, cada una con una tonalidad diferente, única, aunque semejante al resto. "Árbol", dió lugar a una pequeña semilla, que golpeó la puerta, "toc, toc"-se escuchó, y apareció el tronco de un ancho árbol, el cual tenía la puerta en su centro, como fuese una base secreta. Este arbol, se extendía hacia el techo, y parecía poder prolongarse hasta el infinito cielo. La pared, ya no era un degradado de verde y azul, sino una verde pradera, que daba sensación de amplitud y libertad, en la que podría escapar eternamente de todo aquello que me persiguiese. En el árbol pintado y en la pared podían verse pequeños pajaritos en ramas que se extendían por toda la pared, que se volvían a ramificar en otras muchas, como si fuese un laberinto.

"Es... precioso. ¿Cómo lo has...?"
"No es nada difícil. Todos podemos, tú también puedes. Si puedes ver lo que digo, seguro que puedes." - Me cortó lo que decía, y contestó. Tras no haber entendido nada durante un día entero, la cosa al final no había acabado tan mal, ¿no?

De repente, como para finalizar el día, sobre mí cayó una profunda somnolencia. Ya la notaba aumentar hacía un rato, pero ahora era mucho más fuerte. Aura parecía saberlo.

"Buenas noches" - Dijo - "ahora deberías descansar. Volveré otro día a ver cómo estás, ¿vale?"

Intenté responderle, pero mis párpados ya estaban a punto de cerrarse, y sólo pude responderle con una especie de "hmm". Le escuché reir, tenía una voz muy suave y dulce.

http://www.wattpad.com/55805654-magouden-shiro (ambas dos partes están aquí incluidas)

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